La mecánica también cuenta

10 de mayo. Desde inicio de temporada , día marcado en el calendario con caracteres especiales. La Remences es cita obligada en el nuevo orden cicloturista en lo que a clubs catalanes se refiere, aunque el ritmo de participación augura que pronto lo será también para otros más lejanos. Hoy hemos tomado la salida 2700 corredores, de los cuales 15 routiers.
La organización , como acostumbra, un éxito. Tanto en el recorrido, con todos los cruces bien señalizados y controlados, como en la entrega de dorsales, avituallamientos y comida final. Si acaso, por poner alguna objeción, diría que con la llegada y comida en el polideportivo se gana en orden, pero se pierde en celebración. Ese aire festivo que daba el comentar la aventura tomándote una caña sentado en el césped con los compañeros. Es la diferencia entre el campo y el cemento.
En cuanto al relato de la marcha, en un principio el día amenazaba lluvia y en el coche con Jaume Bosch nos planteábamos si saldríamos. Como no llovía, tomamos la salida para hacer 175 Kms, aunque acabamos a los 100 +/- .
Hasta ese momento, todo discurría según el plan previsto. Evitar caídas en la salida, regular en el Capsacosta. Subir en un buen grupo el Coll de Canes, no en cabeza, pero tampoco muy lejos, para encarar Bracons lo más fresco posible y, según salieras del “muro”, echar el resto en el último puerto.
Pasó lo que no estaba previsto: cuando íbamos a iniciar Bracons, cambíe del 53x19 al 39x15. Lo que vino a continuación fue el desastre. La cadena se enganchó en el cambio y lo remangó mentiéndose en los radios de la rueda.
Cabreo, decepción, tanto esperar al día para esto, y resignación. Por lo menos había podido hacer la corta 2:38, y no me había quedado tirado en la carretera, o no me había caído.
Jaume, que venia en el grupo siguiente y supo lo que había pasado, se empezó a preocupar cuando su cambio, subiendo Bracons, iba haciendo el “tonto” con ruido y mal engranado. Decidió una vez coronó, no arriesgar y volverse a a Sant Esteve.
La fatalidad se encargó de despejarnos las dudas del inicio. Definitivamente no íbamos a correr La Remences, al menos en su totalidad.
Poco a poco el cielo se fue abriendo y al final salió el sol para poner un punto de dureza en el Condreu donde Luiggi ha podido mostrar su excelente estado de forma.
Del resto de los routier, Tito, Javier y Alfonso, sé que han acabado bien y con buenos tiempos. Los demás espero hallan salido satisfechos, disfrutado de un buen día y sin contratiempos.

El próximo domingo tenemos la subida al Turó. Homenaje Alfons Pujadó.