Con "B" de biker

No sé muy bien si por tratarse de una salida que requiere de un mínimo de forma para poder gestionar dignamente los 70 Kms. del recorrido, si por el aire de afinidad con una vuelta en bici de carretera, que a esas alturas ya empezamos añorar, o, sencillamente, por tratarse de un ritual de inexcusable cumplimiento, el caso es que con la excursión al Santuario del Corredor tradicionalmente echábamos el cierre a la temporada mountain-bikera. Siempre lo he considerado un acierto. Las salidas emblemáticas, y ésta lo es, además de “asegurarte” una jornada satisfactoria, te dejan con ganas de repetir. De forma que, aunque ahora colgáramos la btt, nos quedábamos con ganas de matar el gusanillo el año que viene.
Pero esta vez hemos decidido alterar el orden y disfrutar de un buen día de montaña, ya. Por qué esperar ?
Hoy, a pesar del frio inicial, el día era claro y soleado; la participación aceptable y Mengual estaba necesitando imperiosamente una sesión extraordinaria de caminos bacheados y ciclables que ahuyentaran de su retina ciertas imágenes de pesadilla y facilitaran el conocimiento y el acercamiento a la btt. Aunque sea la sustituta, es de justicia reconocerle ciertas virtudes; al fín y al cabo, con ella también te cansas y puedes pasar buenos ratos.
Como decía, el día ideal para volver a las cuestas del Corredor.
Hemos iniciado la marcha por la subida de Teià, y Luis, que venía de haber corrido el sábado el ciclo-cross, nos ha recordado su tarjeta de visita: A tope hasta Coll de Clau, y aún quedaba todo por hacer. Después de la marcha de Javier lesionado en una rodilla, hemos firmado un armisticio que se ha mantenido en los pasos por Parpers, Collet, y Bordoi. Pacto que se ha roto en el Far, cuando progresivamente hemos incrementado el ritmo conforme sentíamos la proximidad de la llegada. Al final, como siempre, de uno en uno y resoplando, con un Jaume cada día más intratable.
Trás un fugaz almuerzo en el prado del concurrido y soleado santuario que más parecía Las Ramblas, hemos puesto rumbo a la Cruz de Rupit que nos llevaría al esperado descenso del Pou de Glas. Antes, a modo de último acto, nos hemos ausentado descendiendo una larga escalinata que solo Cristóbal y Rocki conocian y que ha tenido la autoridad de contentar desigualmente a Guillermo y Joan.
Después en el vertiginoso descenso, hemos descargado la adrenalina conjugando velocidad máxima con mínima estabilidad. Por esta vez ha salido bién y felizmente nos hemos presentado en Dosrius para afrontar la pedalada, casi crontrareloj, que nos llevaría por la riera de Argentona al Camí del Mig vía Mataró, donde nos hemos despedido de Rocki.
Cuando volvíamos Mengual me decía que ya tenía la “B” y que solo le falta “TT” para sentirse un auténtico biker. Espero que lo consiga en lo que resta de temporada.

Próxima salida: Las patatas (Restaurante)
Salida: 8:00 h