El retorno del Jedi

Como en los últimos años, ayer nos dimos cita en el restaurant Cambray de Teià para celebrar la cena de despedida de temporada. La noche era lluviosa, la participación menor que otras veces, veintiseis en total, y en el ambiente, tras las muestras de entrañable y cordial reencuentro, se respiraba la tensión que precede a todo Barça - Madrid. El desenlace: 2-0 para el Barça ponía la guinda a la celebración . Los del Madrid aguantaban el chaparrón a la espera de tiempos mejores. Por la mañana, medio resacosos y con un cielo amenazante, nos dimos cita para la salida por carretera Javier, Luis, Joan Camps, Jaume Bosch y un servidor.
El plan: ida y vuelta a Malgrat. La lluvia que empezaba a hacer acto de presencia obligó a que nos volviéramos en Calella. No nos causó más problema, porque ya íbamos bien servidos. Las ganas de Luis, después de la lesión, le llevaron a coger la cabeza del grupo, y chuparse toda la ida el solito. Por detrás, unos con la calculadora, otros con el pulsómetro y otros jugando con los desarrollos, por momentos creían encontrarse en las preliminares de un circuito de pruebas. A la vuelta, más de lo mismo aunque ya con Jaume y Joan en plan coprotagonistas. Javier con bici de ciclocross y yo con medio lumbago, a verlas venir.
La salida, corta pero divertida.


Con los mejores deseos de salud, amor y paz.

Que en el año que se presenta no falte un sueño para luchar, un proyecto para realizar, algo para aprender y un lugar a donde ir.